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Noctambula 2007 1/4 |16.9.08| Enlace directo |
Y por fin vamos con las fotos!
Esta primera foto forma una serie de 4. Son las 4 fotos que presenté en el maratón noturno Noctambula 2007, de Villaviciosa de Odón y me sirvieron para ganar el primer premio al mejor conjunto Digital. El tema era "Antes muerta que sencilla."
Nikon D200, Nikkor 28-105| ISO 100 | f/4.5 | 0.8sec | 105mm (macro)

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5 Comentarios:

A las 16 septiembre, 2008 16:15, Anonymous Anónimo ha dicho...

Me gusta!
por cierto, pones que es Macro, qué tamaño tiene el juguete?
Juanjo.

 
A las 17 septiembre, 2008 13:34, Blogger Unknown ha dicho...

pues a mí me gustaban más las fotos de los niños, lo buenos modelos que son...

 
A las 17 septiembre, 2008 17:57, Anonymous Anónimo ha dicho...

Tecnicamente la veo estupenda, buen enfoque, bien de encuadre, colorido, pero como tema no me dice mucho, esperaremos mejores tomas.

Antonio

 
A las 17 septiembre, 2008 20:10, Blogger Miguel Angel ha dicho...

Gracias Juanjo, por cierto, el juguete era realmente pequeño la mujer sería de 2 cm de alta todo el juguete como 6 o 7cm.

Iria, estate atenta alguna caerá de los niños.

gracias Antonio por tu comentario, acepto la crítica.

 
A las 06 octubre, 2008 11:57, Blogger Legabal ha dicho...

A veces una foto puede ser buena, como creo que esta es, pero lo que sugiere puede tener su importancia, como sucede con esta fotografía. Qué menos que un texto que le vaya bien. Pues aquí está.
ELOGIO DE LOS VIEJOS CABALLOS DEL TÍO VIVO
(Paradox rey)3
Pío Baroja
A mí dadme los viejos, los viejos caballos del Tío Vivo.
No, no me entusiasman esas ferias elegantes con sus cinematógrafos y sus
barracas espléndidas y lujosas. No me encantan esos orquetiones grandes como
retablos de iglesia pintados, dorados, charoladas. Son exageradamente científicos.
Mirad esas columnas salomónicas que se retuercen como lombrices; mirad esas
figuras de señoritas de casaca y calzón corto que llevan el compás dando con un
martillito en una campana, mientras mueven la cabeza con coquetería; mirad esas
bailarinas que dan vueltas graciosas sobre un pie con una guirnalda entre las manos.
Oíd la música, chillona, estrepitosa, complicada de platillos, flautas, bombos, que sale
del interior del aparato. Yo no quiero quitarles su mérito, pero...
A mí dadme los viejos, los viejos caballos del Tío Vivo.
No son mis predilectos esos Tíos Vivos modernistas, movidos a vapor,
atestados de espejos, de luces, de arcos voltaicos, que giran arrastrando coches llenos
de adornos, elefantes con la trompa erguida, y cerdos blancos y desvergonzados que
suben y que bajan con un movimiento cínico y burlesco. No les niego el mérito a esas
montañas rusas cuyo vagón pasa vertiginosamente, con un estrépito de hierro y una
algarabía de chillidos de mujer, pero...
A mí dadme los viejos, los viejos caballos del Tío Vivo.
Dadme el Tío Vivo clásico, el Tío Vivo con que se sueña en la infancia; aquel
que veíamos entre la barraca de la MujerCañón y la de las figuras de cera. Diréis que
es feo, que sus caballos azules, encarnados, amarillos, no tienen color de caballo;
¿pero eso qué importa si la imaginación infantil lo suple todo? Contemplad la actitud de
estos buenos, de estos nobles caballos de cartón. Son tripudos, es verdad, pero fieros
y gallardos como pocos. Llevan la cabeza levantada, sin falso orgullo; miran con sus
ojos vivos y permanecen aguardando a que se les monte en una postura
elegantemente incómoda. Diréis que no suben y bajan, que no tienen grandes
habilidades, pero...
A mí dadme los viejos, los viejos caballos del Tío Vivo.
¡Oh nobles caballos! ¡amables y honrados caballos! Os quieren los chicos, las
niñeras, los soldados. ¿Quién puede aborreceros si bajo el manto de vuestra fiereza se
esconde vuestro buen corazón? Allí donde vais reina la alegría. Cuando aparecéis por
los pueblos formados en círculo, colgando por una barra del chirriante aparato, todo el
mundo sonríe, todo el mundo se regocija. Y, sin embargo, vuestro sino es cruel; cruel,
porque lo mismo que los hombres corréis, corréis desesperadamente y sin descanso, y
lo mismo que los hombres corréis sin objeto y sin fin...
A mí dadme los viejos, los viejos caballos del Tío Vivo.
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